UN MOMENTO Mons. Ramón Benito De La Rosa Y Carpio
Para nosotros los cristianos, la Cuaresma es indiscutiblemente un tiempo de vida espiritual; nos invita la Cuaresma al ayuno, al cambio de vida profundo y espiritual, y nos invita a la oración, pero un cristiano sabe que su transformación honda y profunda, su transformación espiritual, no llega si no está unida a esa dimensión de amor a los más necesitados, y amor no sólo de palabra, sino de obras.
Por eso la Iglesia Católica, desde tiempo inmemorial, tiene una colecta por los pobres como parte de la dimensión espiritual de los seres humanos, no solamente como un sentido de solidaridad, de ayuda a los demás. Al quinto domingo de la Cuaresma se le llama “Domingo de la Colecta del Pobre o del Sacrificio”. Con lo que se recolecta ese día se hacen obras sociales, a través del año, y se llega a muchas necesidades.
Por eso, en la Cuaresma pensemos que nuestra transformación espiritual, nuestros ayunos y nuestras penitencias comportan también una purificación en la solidaridad y en el amor a los pobres, y como cuesta, se le llama también “Colecta del Sacrificio”.
Hasta mañana, si Dios, usted y yo lo queremos.
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