Domingo de Ramos, cada año, nos introduce en un drama, un drama que es de ayer y de hoy. Jesucristo entra de manera triunfal a Jerusalén, lo cual indica su popularidad. Cuando sus enemigos, políticos y religiosos, ven esta popularidad comienzan una campaña en contra de Él, empiezan a hablar mal de Él, a desprestigiarlo, y de esa manera se introduce ya ante Él un sicariato, el sicariato moral.
Lo que en ese momento era la opinión pública a través de la palabra que corría y se hablaba, corresponde hoy a la opinión pública que se puede tener en la prensa escrita, en la prensa hablada o en la televisión. Cuando vemos estas realidades podemos pensar cómo una persona que goza de que se habla bien de él, que se diga bien, porque ha hablado bien, se puede hacer lo contrario para que se termine pensando mal de él.
El Domingo de Ramos nos habla del drama, y de un drama de ayer, de hoy: el sicariato moral, que termina luego en el sicariato físico, eliminando a Cristo en la cruz.
Hasta mañana, si Dios, usted y yo lo queremos.
Fuente http://www.listindiario.com/puntos-de-vista/2011/4/15/184850/Domingo-de-Ramos
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